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Crítica

Venom 3 cierra la trilogía con un ensayo conmovedor y bien equilibrado

La tercera película sigue apostando por el sinvergüenza pero con una timidez exagerada

23.10.2024, a las 19H51.

Incluso se dijo en el lanzamiento que Madame Web (2024) devuelve a los superhéroes una sensación de amenaza que estas películas han perdido a lo largo de los años, en la dinámica al estilo Terminator entre protagonistas indefensos y un perseguidor implacable. El molde de Sony para los spin-off de Spider-Verse realmente sigue esta lógica de regreso a lo básico, como lo atestigua ahora Venom 3: The Last Dance al reciclar ritmos de Terminator 2.

En particular, además de la estructura de una caza mortal (con “visión de calor” en el radar del villano), esta película, diseñada para ser la despedida del antihéroe, toma prestado de James Cameron su sentimentalismo: el vínculo emocional con el público adolescente. Y la escena inspirada en el clímax del casting de T2 son las dos marcas más evidentes de esta inspiración. La relación de Eddie Brock (Tom Hardy) con los civiles que decide proteger, la familia hippie de Martin (Rhys Ifans), supone una buena sorpresa en la película y se presta a ser el núcleo emocional de esta despedida.

A estas alturas de la trilogía, esperar a que Venom 3 justifique la presencia de Ifans -que en el multiverso de Spider-Man también interpreta al villano Lagarto- parece un desperdicio de energía. Incluso Venom 3 comienza, sin ceremonias, invirtiendo la conexión con Spidey que se sugirió en el desenlace de Venom - Let There Be Carnage (2021). Si estas películas spin-off sobresalen en lo básico, en entregas muy específicas de acción, dinamismo, humor y terror, tal vez estaría muy fuera de lugar esperar que, de repente, apuntaran a un soplo de construcción mitología.

Lo máximo que articula Venom 3 en cuanto a expectativas es poner en boca del villano Knull (voz de Andy Serkis) la breve exposición en la que explica quién es y por qué su amenaza es tan terrible. Toda la exposición de esta amenaza, y especialmente el núcleo que involucra a los simbiontes renegados de Knull, científicos y militares, drena a Venom 3 de la agilidad que la comedia de Eddie Brock intenta imprimir en la narrativa. La película gana tracción y se desarrolla más rápidamente cuando ya se ha dado todo el texto explicativo (y se ha repetido en las escenas innecesarias que involucran a Stephen Graham).

Eliminar todo lo superfluo debería ser el objetivo de una película como ésta, como saben los responsables, por ejemplo, de la escenografía del laboratorio militar, que colocan diplomas generales enmarcados en la pared del despacho del general (Chiwetel Ejiofor) (!?) sólo para que destaque y no dejar la pared sin decoración. Lo imprescindible es volver a lo básico, que en el caso de Venom bien podría reducirse a la pantomima de Brock con sus delirantes monólogos y su descontrol sobre sus movimientos. Ver a un actor rígido como Tom Hardy actuar incómodo en el papel de un muñeco de correo es parte de la diversión de Venom.

En este sentido, Venom 3 puede resultar decepcionante porque cabería esperar que, en una tercera película, donde ya no es necesario explicar mucho y se han liberado todos los vínculos, se hubiera permitido llegar más lejos. Esta vez, la guionista y directora Kelly Marcel sustituye el fastidio ostentoso por el potencial igualmente cómico de seguir a un Hardy desolado, caminando de un lado a otro, después de "un año entero" consumido por el simbionte. Esta imagen tiene su gracia, pero no es precisamente una imagen de efecto. Con la excepción de un número musical (siempre), este final de trilogía parece tímido en relación con sus oportunidades de puesta en escena, y se queda corto, en comparación, con la audacia caricaturesca con la que Sam Raimi y Tobey Maguire crearon al emo Peter Parker en Spider-Man 3.

Si un día la tendencia al caos y al caricaturesco marcó el tono de las películas de Venom, esto sólo se subraya en la tercera, un largometraje que no parece muy dispuesto a inventar nada más que un ensayo de nostalgia y conmoción temprana.

 

Nota del Crítico
Regular