Mike Flanagan se ha ganado el corazón de los fanáticos del terror con sus series de Netflix, especialmente The Haunting of Hill House y Midnight Mass. Verlo adaptando una obra de Stephen King sería el sueño de cualquier admirador del género, del director o del autor, y así ocurrió en la elogiada Doctor Sleep, continuación de la historia de El resplandor, que no recibió la atención que debería. Se lo merece, principalmente porque tiene que luchar con el peso de ser una "secuela" de una de las películas más queridas del cine. Con The Life Of Chuck, Flanagan eligió un camino diferente y siguió una historia más melancólica que busca alegría y propósito sobre nuestro tiempo en la Tierra.
La historia de la película se divide en tres capítulos que cuentan la vida del personaje interpretado por Tom Hiddleston. Al principio no sabemos quién es y sólo lo vemos en apariciones en vallas publicitarias y anuncios de televisión que le agradecen "por todo". Después, seguimos una tarde de su vida adulta y luego su etapa de joven criado por sus abuelos. Hiddleston, por mucho que sea el protagonista de la historia, no tiene tanto tiempo en pantalla. Su participación es más centrada en este segundo acto, en el que brilla con su carisma habitual, y que cobra aún más fuerza con una larga secuencia de baile, que Flanagan dirige como si de un experimentado director musical se tratara.
Además del gran reparto, en el que también figuran Chiwetel Ejiofor, Karen Gillan, Matthew Lillard, Jacob Tremblay y el gran Benjamin Pajak, quien merece todos los aplausos que recibió la película en el Festival de Cine de Toronto es Mark Hamill que da vida a Albie, el abuelo de Chuck. En la que quizás sea una de sus mejores interpretaciones, el eterno Luke Skywalker es el responsable de la versión más "terrorista" de la obra, con un segmento centrado en cuestiones y traumas psicológicos. El dolor de Albie también es parte de la creación de Chuck como la persona que recibe el agradecimiento en las señales, y Hamill brilla al equilibrar la dureza y la amargura con momentos de ternura y, por supuesto, sabiduría.
Flanagan cuenta una historia fragmentada, que se une y reúne con elementos presentados en diferentes partes, como en un gran cuento que parece sacado directamente del cine de Steven Spielberg y Richard Donner de los años 1980. La melancolía y la extrañeza de la primera parte de la película, que tiene tonos más de ciencia ficción, es fundamental para que podamos abrazar el resto de la historia. ¿Quién es este Chuck por el que todos agradecen? te preguntarás junto al personaje de Chiwetel Ejiofor. Poco a poco, este rompecabezas se va armando en un apasionante viaje que nunca pierde el verdadero propósito de la historia: reflexionar sobre todo lo que hemos pasado y las vidas que hemos tocado a lo largo de nuestro camino.
No hay duda de que Mike Flanagan es uno de los nombres más importantes del cine y la televisión de terror de la actualidad, y pronto tendrá la prueba de fuego definitiva cuando remueva el avispero en El exorcista. Lo que sorprende de La vida de Chuck, sin embargo, es este lado ingenuo y melancólico, que nunca deja de abrazar lo fantástico que presenta la obra de Stephen King. Ganar el Premio del Público en el Festival de Cine de Toronto podría poner a la película en el mismo camino que las adaptaciones de King más populares en esta dirección, como Esperando un milagro y Un sueño de libertad, ambas nominadas al Oscar a la mejor película.
En un momento en el que se valoran las obras más libertinas y menos optimistas sobre la humanidad, The Life Of Chuck es un respiro emocionante y carismático lleno de pequeños y grandes momentos, anclados en el talento técnico y narrativo de Flanagan y el maravilloso elenco que reunió.